¿Qué es la cuota fija de un préstamo?

La cuota fija de un préstamo es la cantidad que el deudor se compromete a pagar a su acreedor para reintegrar el dinero que le ha prestado.

¿De qué se compone la cuota fija de un préstamo?

La cuota de un préstamo se compone de dos elementos. Por una parte, lo que se conoce como el principal, o lo que es lo mismo, el dinero que se presta. Y por otra parte están los intereses o valor acumulado, que se calculan multiplicando el tipo de interés del periodo por el saldo pendiente de cancelar.

¿Cómo se calcula la cuota fija de un préstamo?

Para calcular la cuota fija de un préstamo debemos tener en cuenta varios aspectos. En primer lugar, el tipo de interés. Si es alto, el pago mensual de la cuota también lo será.

Otra cuestión a tener en cuenta es el plazo de endeudamiento. Es cierto que si este plazo es mayor, la cuota que tendremos que pagar será menor, pero no debemos olvidar que al prolongarse en el tiempo la devolución de la deuda la entidad nos cobrará más intereses, lo que nos perjudica a largo plazo.

Otra variable con la que debemos contar es el método de amortización, que va a influir en la cuota. Si se sigue el método francés, las mensualidades que se pagan son iguales cada mes. En cambio, en el método alemán la devolución del principal se divide en partes iguales y los intereses se van reduciendo a medida que se devuelve el préstamo. Por último, en el método inglés, todas las cuotas son iguales, excepto la última, en la que se devuelve el principal.

Además, existen otras cuestiones que también pueden afectar a la cuota, como el plazo de gracia o la cuota inicial, en función de lo que marque el contrato.

¿Se puede bajar la cuota fija de un préstamo?

Existen algunas posibilidades de rebajar la cuota fija de un préstamo. La primera de ella es ampliar el plazo para que las cuotas mensuales sean menores. Otra opción es realizar un reembolso anticipado, si bien existe la posibilidad de que nos cobren una comisión al realizar una amortización anticipada.

Otra opción pasa por solicitar una carencia, es decir, no pagar una parte o la totalidad de las cuotas durante un tiempo determinado. Esta opción puede ser una salida cuando se atraviesa una situación financiera complicada, pero hay que tener en cuenta que supone el pago de más intereses.

La última posibilidad de bajar la cuota de un préstamo pasa por negociar con la entidad, si bien esta solución solo es recomendable cuando nos encontremos en una situación límite que nos impida hacer frente a los pagos.

 

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